Culiacán vivió este domingo 7 de septiembre una de las movilizaciones ciudadanas más grandes de los últimos meses. Bajo la consigna “Ya basta, queremos paz”, familias enteras, personal de salud y colectivos caminaron desde la iglesia de la Lomita hasta la Álvaro Obregón, en el corazón de la capital, exigiendo el cese de la violencia.
La jornada inició con una bendición en el santuario, tras la cual miles emprendieron el recorrido entre cantos, cartulinas y consignas. Niñas y niños encabezaron la expresión social con mensajes escritos a mano: “Niños sin miedo, queremos paz” y “Mi voz es pequeña, pero mi derecho de paz es grande”.
Un grito desde la ciudadanía
Los organizadores enfatizaron que se trató de un esfuerzo estrictamente ciudadano, sin banderas de partidos políticos ni presencia de intereses externos. “La paz nos corresponde a todos”, señalaron mientras la multitud avanzaba vestida de blanco, en una imagen de unidad.
En el contingente también participaron médicos y enfermeras del Hospital Civil de Culiacán, escenario de un ataque armado que semanas atrás dejó cuatro víctimas inocentes. Con batas blancas y mensajes de solidaridad, el personal sanitario marchó hombro a hombro con la sociedad, reclamando respeto a la vida y condiciones de seguridad.
Infancias en riesgo
Durante el último año de enfrentamientos entre grupos criminales, al menos 40 menores han perdido la vida en Sinaloa, de los cuales 15 fueron víctimas colaterales. La cifra fue mencionada en varias pancartas y se convirtió en el recordatorio más doloroso de la urgencia por recuperar la tranquilidad.
Al llegar al centro de la ciudad, los organizadores llamaron a mantener vivo el espíritu de la marcha: “El recorrido termina aquí, pero la exigencia de paz apenas comienza”.
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